30 de Agosto de 2017

Dar y recibir

Entre otras cosas que nos enseñó el santo de Turín, decía Don Bosco que a un chico “no solo hay que quererlo, él tiene que sentirse querido”.

Dar y recibir

Entre otras cosas que nos enseñó el santo de Turín, decía Don Bosco que a un chico “no solo hay que quererlo, él tiene que sentirse querido”. Intentando seguir esa huella, como opción familiar, desde hace más de una década trabajamos con chicos y chicas en la Villa 31 de Retiro.

Unos años atrás, mis tres hijas entraron a la Casa Salesiana León XIII de Palermo, donde pudimos construir un puente maravilloso: alumnos y ex alumnos del colegio se sumaron a la tarea. Y ya el “grupo” tomó la impronta de Oratorio. Lo bautizamos “Oratorio Padre Carlos Mugica”. Cada sábado, la Parroquia Cristo Obrero nos abre las puertas.

Allí nosotros esperamos a los pibes, unos 50 o 70 según el día, de entre 4 y 16 años. Si nos ven de afuera, se encontrarán con nuestro desayuno y almuerzo, la plaza de juegos, los momentos recreativos, el espacio para los más chiquitos, las actividades de dibujo, pintura y artesanías y el omnipresente partido de fútbol mixto. Si nos ven de cerquita, ojalá vean lo que buscamos: querer a los chicos y que los chicos se sientan queridos. Procuramos medir cada una de nuestras jornadas en cantidad de besos y abrazos que dimos, en los momentos que dedicamos a escuchar y hablar con ellos, en las sonrisas que cosechamos. Queremos que el Oratorio sea el primer eslabón de la cadena de prevención de adicciones que encara la Parroquia.

La droga está matando a nuestros pibes. Queremos llegar antes. Queremos prevenir, fortaleciendo a los chicos en sus valores y afectos. Y los chicos vienen. Y ahora arrancamos con otro espacio, en medio mismo del barrio, más cercano a la Terminal de Micros. El lugar se llama “Virgen de Guadalupe”. Y seguimos andando, sabedores que recibimos mucho más de lo que damos. Conscientes que, en verdad, tampoco damos: devolvemos. Somos privilegiados, tuvimos un beso y un abrazo, un techo, un plato de comida, un libro y –si hizo falta- un remedio. Que todos lo tengan no debiera ser –como es- cuestión de haber nacido aquí o allá.

DIEGO PIETRAFESA, periodista y animador en el Oratorio