23 de Diciembre de 2019
Una mirada profunda a la Navidad, con el desafío de encontrar los pesebres de nuestro tiempo y a Jesús presente en ellos.
“Ellos se pusieron en camino y la estrella que habían visto en Oriente los guió hasta que llegó y se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría” (Mateo 2, 9-10).
Si bien las estrellas no se mueven, sirven para orientarse y saber dónde están los puntos cardinales, hacia dónde dirigirse en el camino; son como una especie de brújula. Antes de que tuviéramos los GPS las estrellas nos orientaban en el camino, y aún hoy lo hacen en el campo y en la montaña. Mateo nos cuenta que la estrella iba delante de los magos: lo dice en sentido figurado para indicar que efectivamente siguieron la estrella que los guió en el camino hacia Jesús.
El pesebre, Jesús en medio de María y José y rodeados de pastores y animales que se refugiaban en él, nos muestra una escena de amor único pero a la vez de pobreza y vulnerabilidad. José y María no habían encontrado otro lugar, eran migrantes y estaban en huida frente a la persecución de Herodes. Hoy proliferan los pesebres en nuestros pueblos y ciudades; a Jesús lo podemos encontrar o puede pasar desapercibido por nuestros apuros, urgencias y múltiples actividades.
El Centro Bosco de Tucumán es uno de los pesebres donde se encuentran muchos Jesús: niños, niñas y jóvenes con necesidades de educación, hogar, alimentación, recreación y salud, entre otras. Esta Navidad, la Estrella de Belén nos guía para encontrar a Jesús en Tucumán y en cada Casa de Don Bosco en favor de jóvenes vulnerables.