21 de Julio de 2025
Con talleres como el de Gastronomía, jóvenes de Formosa se capacitan en el Centro María Auxiliadora.
¿Qué sabor tienen las nuevas oportunidades? Eso le podríamos preguntar a jóvenes y adultos que se están capacitando en oficios como el de Auxiliar Gastronómico y Panadería en el Centro de Capacitación Laboral María Auxiliadora de Formosa.
Este es uno de los trayectos formativos que se dictan en el Anexo Nam Qom de la institución salesiana, una de las dos subsedes -complementarias a la sede principal- ubicadas en barrios periféricos de Formosa, que acercan la posibilidad de formarse a poblaciones marginadas en el plano geográfico y socioeconómico.
El Anexo Nam Qom se encuentra a 11 km de la sede principal del Centro de Capacitación Laboral María Auxiliadora, en el barrio de una comunidad originaria donde la mayoría de su población pertenece a la etnia Qom.
Esta ubicación geográfica permite generar oportunidades de formación laboral para sectores postergados, que sufren marginación geográfica -la comunidad se encuentra ubicada en los límites de la ciudad alejados de los servicios y beneficios de la zona más céntrica- así como numerosas problemáticas. Acercar las ofertas formativas al barrio es acercar la oportunidad de cambiar su futuro.
En el Anexo Nam Qom del Centro María Auxiliadora se dictan los cursos de Soldadura Básica, Electricidad Domiciliaria, Operación de Informática para la Administración y Gestión, Apoyatura para los niños en escolaridad primaria y Auxiliar Gastronómico y Panadería.
Desde Por los Jóvenes - Don Bosco estamos acompañando al Centro para mejorar las prestaciones del curso de Auxiliar Gastronómico y Panadería, en el que se capacitan hombres y mujeres de entre 17 y 41 años de edad, la mayoría mujeres y pertenecientes a la etnia Qom. Muchas de las mujeres son madres que dejan a sus niños en las salas de CDI (Centro de desarrollo infantil) con que cuenta el anexo, mientras asisten a sus clases de formación profesional.
Parte de los estudiantes no completó su educación básica, por lo que gracias a esta propuesta lograron vincularse nuevamente con la educación. Y si bien viven en situación de vulnerabilidad, con las necesidades básicas insatisfechas y en un barrio periférico con acceso deficiente a derechos básicos, demuestran mucho ánimo de progresar y sostener a sus familias.
El valor positivo de este trayecto formativo se refleja en distintas dimensiones:
Educación y trabajo: aprenden recetas fáciles, económicas y nutritivas que motivan el desarrollo de emprendimientos propios o la inserción en el mercado laboral.
Nutrición: adquieren conocimientos que ayudan a mejorar la nutrición en sus hogares, especialmente en aquellos donde viven niños y niñas.
Emprendedurismo: se trabajan aspectos vinculados al emprendedurismo, con el fin de que los proyectos sean sólidos y se sostengan en el tiempo. Esto incluye cuestiones como cálculo de costos y margen de ganancias; armado y control de inventarios y mejora de la presentación de las producciones (packaging, marca, logo, etc.).
Autoestima: gracias al clima familiar que se construye en el Centro María Auxiliadora, los y las jóvenes encuentran un lugar donde valorarse como personas capaces, fortaleciendo su autoestima a través de talleres organizados con una psicóloga.